sábado, 30 de junio de 2012

Más sentido común al hacer cumplir las leyes de inmigración




Ayer en un artículo, el analista político sénior del Washington Examiner Michael Barone argumentaba que la decisión del lunes de la Corte Suprema en el caso Arizona contra Estados Unidos allana el camino para que Estados Unidos implemente una reforma sensata de nuestras leyes de inmigración y ciertamente tiene razón.
Barone empieza argumentando que aunque la administración y algunos otros han sido rápidos a la hora de celebrar la decisión de la Corte Suprema de anular tres de las disposiciones de la ley estatal de Arizona (las que buscaban regular el registro de extranjeros, a los extranjeros en búsqueda de empleo y el arresto de personas basado en una posible expulsión) la parte más significativa de la decisión radica en lo que la Corte optó por ratificar.
En una unánime sentencia por 8 a 0, la Corte Suprema halló que las autoridades policiales de Arizona deberían poder controlar el estatus migratorio de cualquier persona parada o detenida debido a otras razones en caso de que haya una sospecha razonable para creer que la persona se encuentra ilegalmente en Estados Unidos. De hecho, esta decisión representó una victoria muy importante, pues los estados no deberían tener que mendigar al gobierno federal permiso para hacer cumplir las leyes dentro de sus fronteras.
Ampliando el argumento, Barone también señala que lo que es injusto no es que la ley de Arizona requerirá el que los inmigrantes legales lleven sus papeles (después de todo, esta ha tenido un largo historial como ley federal) sino más bien el que ciertos grupos continúen argumentando que hacer cumplir la ley federal de inmigración es opresivo e injusto.
Ciertamente, la continua tendencia de la administración Obama de escoger qué leyes de inmigración hará cumplir mediante la “discreción procesal” sólo sirve para fortalecer este equivocado argumento. La realidad es que el gobierno federal tiene todo el derecho de promulgar leyes determinando quién puede y quién no puede entrar al país, pero por supuesto, ese derecho conlleva la responsabilidad de que en realidad las hagan cumplir.
La buena noticia, comenta Barone, es que Estados Unidos se encuentra en una posición mucho mejor que en años anteriores para controlar nuestras fronteras y frustrar la inmigración ilegal. Esto se debe no sólo al incremento del personal y de los medios técnicos a lo largo de la frontera sino también a leyes como la de Arizona que ayudan a un mayor cumplimiento de la ley en los centros de trabajo (ya que el empleo es el principal impulsor de la inmigración ilegal).
Pero la administración debe actuar de verdad. Centrarse en detenciones y deportaciones sólo de “criminales extranjeros” no es ni de lejos suficiente. Como explica la “teoría de la ventana rota” para el cumplimiento de la ley, al hacer cumplir leyes “insignificantes”, la policía puede ayudar a crear un entorno “bien ordenado” que desmotive el que se cometan crímenes más graves.
En otras palabras, con el fin de que la administración cree un entorno “bien ordenado” para el cumplimiento de la ley de inmigración, esta no debería centrarse sólo en la expulsión de criminales extranjeros sino también en forjar el respeto al estado de derecho en lo que respecta al cumplimiento de la ley de inmigración y de los centros de trabajo.
Al mismo tiempo, lograr una “reforma sensata de nuestras leyes de inmigración” requiere que se pongan en práctica otras reformas clave. Estas incluyen rechazar la amnistía, continuar fortaleciendo los controles operacionales a lo largo de las fronteras y reintensificar las actividades para el cumplimiento de las leyes internas. También implica tomar medidas para reformar y perfilar los procesos de la inmigración legal.
Como señala Barone con respecto a la inmigración de alto nivel, “estamos cerrando las puertas a doctores en matemáticas y ciencias, mientras incluso Canadá y Australia les están dando la bienvenida”.
Barone tiene razón cuando comenta que la sentencia unánime de la Corte Suprema que dictamina sobre los controles del estatus migratorio por parte de  las autoridades policiales de Arizona “abre el camino a una reforma sensata de nuestras leyes de inmigración”. Ahora es el momento de que el Congreso y la administración actúen.



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Un revés para la libertad




La Corte Suprema ha hablado, pero en el genio de la cimentación de nuestro gobierno constitucional, los Padres Fundadores incluyeron acertadamente el equilibrio de poderes entre nuestros tres equidistantes poderes de gobierno. Por tanto, con la reciente decisión de la Corte Suprema de validar el mandato individual de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (PPACA), más conocida como Obamacare mediante la coacción vía impuestos, ahora se ha proporcionado a nuestro poder legislativo una oportunidad para “controlar” la lectura por parte del Poder Judicial de nuestra Constitución.
Y en el empeño por limitar el tamaño y el alcance del gobierno federal con el fin de conservar nuestras libertades, el Congreso debería actuar inmediatamente para derogar y sustituir Obamacare. Pues no existe una vocación más noble para nuestros cargos públicos electos que conservar y proteger nuestras libertades.
Con la reciente decisión de la Corte Suprema parece no haber límites para lo que el Congreso puede hacer mediante sus poderes en materia de impuestos. Esto es especialmente problemático para cualquier país, pero sobre todo para uno que se enorgullece de ser el faro de la libertad para el mundo. No obstante, sí los hay.
La verdad es que siempre hubo un mejor modo de mejorar nuestro sistema de salud sin tener que añadir billones de dólares a nuestros déficits a la vez que cercenamos nuestras libertades. Pero siguiendo la definición expansiva del término “derechos” por parte del presidente Obama y sus colegas progresistas, el gobierno federal controla ya una sexta parte de nuestra economía nacional.
Existe una forma mucho mejor de atajar los problemas causados por los que no tienen un seguro médico y es necesario que el Congreso se ponga inmediatamente a trabajar en ello. Se podría empezar por la reforma del código tributario de modo que los americanos no sean penalizados cuando buscan un seguro médico fuera de sus centros de trabajo.
Como expone la analista de Heritage Nina Owcharenko: “El modo en el que el código tributario trata el seguro médico está desfasado y es insostenible…Es un vestigio de los controles de salarios y precios de la Segunda Guerra Mundial que proporciona una favorable deducción fiscal a aquellos que obtienen el seguro médico a través de su centro de trabajo”.
Reformar esta desfasada estructura fiscal y permitir que las personas adquieran su seguro médico más allá de las fronteras de sus estados sería otra medida bienvenida para reducir el costo del seguro médico y espolear la competitividad y la innovación.
Por último y quizás lo más importante, al parecer, la decisión de la Corte Suprema ha sancionado que la penalización que incluye el mandato individual es un impuesto y por tanto abre las puertas a una serie de gigantescas subidas de impuestos y una letanía de regulaciones gubernamentales. Esto sólo hará aún más difícil que nuestro país supere esta recesión económica. Con el déficit nacional alcanzando los $15 billones, nuestros cargos públicos electos deberían demostrar contención fiscal para asegurar que nuestro país nos continúe proporcionando la certidumbre y las oportunidades económicas que tantos vinieron buscando desesperadamente cuando inmigraron a este país.
La comunidad hispana debe comprender que el genio de nuestro país no reside en un gobierno en constante expansión, sino en ser un lugar que ha dado la bienvenida a la innovación y a la competitividad como el vehículo para elevar la calidad de vida de todos. Es a partir de ahí donde los responsables políticos deberían retomar las conversaciones sobre la manera de mejorar nuestro sistema de salud.
Obamacare es la forma equivocada de logralo. Hace falta derogarlo y empezar de nuevo.

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The Path to 50

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29 Jun 2012 137 post a comment

With Chief Justice John Roberts’ unthinkable decision to uphold Obamacare yesterday, all focus now shifts to repeal for conservatives. In order to repeal Obamacare, two things must happen: Republicans must retake the White House, and they must retake the Senate.



Contrary to popular opinion, Republicans don’t need a 60-vote majority to ram through an Obamacare repeal – as Ken Klukowski pointed out yesterday, “The only way to stop Obamacare now is with a one-page repeal bill that must be passed by the House and Senate. Because it would reduce the deficit you can pass it with 51 votes as a reconciliation bill in the Senate; you don’t need 60 votes.”


Republicans currently have 47 seats in the Senate. They only have 10 Senate seats up for re-election, as opposed to Democrats’ 23. Essentially, Republicans need to shift three seats from the Democrats and hold their own in order to win repeal, since the VP is the tiebreaker – although that assumes homogenous Senate Republican support for repeal.


Republicans essentially have four vulnerable seats; Democrats have up to ten. The question is how the Obamacare decision will play into these races – if Obamacare is unpopular in these states, that will certainly cut in Republicans’ favor. One thing is clear: swing-state voters do not like Obamacare. First, the Republican toss-up races:


  • Maine: Olympia Snowe’s retirement came as a welcome surprise to many conservatives, but it leaves former Maine governor Angus King as the likely winner in that race. King is running as an independent, but he is clearly a Democrat. The Republican nominee in Maine is Secretary of State Charlie Summers, who is running more than 25 points back of King at this point.
  • Massachusetts: Scott Brown is running a neck and neck race with Fauxcahontas, Elizabeth Warren. Obamacare is popular in the state, thanks to citizens’ familiarity with Romneycare (even though Romneycare is destroying the state’s finances). The Obamacare decision will have little role here.
  • Nevada: Dean Heller is up against Rep. Shelley Berkley. The race is tight, and Berkley has a history of problems with Congressional ethics. Current polls show Heller up narrowly over Berkley. Senate Majority Leader Harry Reid is pouring his resources into Berkley’s campaign. According to recent polls, just 34 percent of Nevadans thought that the Supreme Court should rule Obamacare Constitutional.
  • Indiana: The defeat of Richard Lugar in the Indiana primary has put this state in play. Polls show Mourdock and his opponent, Joe Donnelly, essentially tied. Obamacare is massively unpopular in the state; 57 percent of Hoosiers don’t like it.

So the prediction for Republicans is that they will lose Maine, and hold the other three. At the worst, Republicans will lose two seats of these four.


Now for the Democrats. And this should have Republicans licking their lips:


  • Hawaii: Daniel Akaka retired from his seat in this state, and former Republican Gov. Linda Lingle, who is quite popular, is running for the seat. Both Democratic possibilities, Mazie Hirono and Ed Case, poll well against Lingle – but the last polls done were back in January.
  • Missouri: Claire McCaskill is in serious trouble against whichever Republican emerges from a bruising primary in the state. She runs behind Sarah Steelman, John Brunner, and Todd Akin. And Obamacare is massively unpopular in the state.
  • Montana: Jon Tester is running into an uphill battle against Congressman Denny Rehberg – polls show him trailing by a small to moderate margin. While Tester is a big Obamacare advocate, there’s no polling data indicating which way Montana leans on the issue.
  • New Mexico: Sen. Jeff Bingaman has decided not to run for re-election, opening the door wide for a Republican challenger. But current polling data has Rep. Martin Heinrich (D) running a few points ahead of Heather Wilson. That polling data is at least three months old. Obamacare as a whole is not popular in the state, which will undoubtedly hurt Heinrich.
  • North Dakota: Sen. Kent Conrad isn’t running this time. That leaves Congressman Rick Berg (R) taking on Heidi Heitkamp in a very tight race – the polls have been bouncing back and forth between the two, although most of the polls showing Heitkamp competitive come from Democrat-leaning pollsters. A full 70 percent of North Dakotans didn’t support Obamacare. Heitkamp did.
  • Virginia: The latest polls have showed a bounce in support for Republican former Sen. George Allen; Tim Kaine, the former governor of the state, has dropped in support at the same time. They’re now running neck and neck. As with other swing states, Obamacare is not popular in Virginia.
  • Wisconsin: Former governor Tommy Thompson is destroying Tammy Baldwin (D) in the polls in Wisconsin; Scott Walker’s big win in the recall effort is a boost for Thompson as well. And Obamacare remains massively unpopular in the state – by a 2-to-1 margin, Wisconsinites thought it should be overturned by the Supreme Court.
  • Florida: Polls show that 50 percent of Floridians didn’t like the Obamacare decision. And Rep. Connie Mack (R) is running even with Sen. Bill Nelson in the latest polls. This could be a significant boost for Mack – although Obama’s immigration decision was popular in Florida, which could be an equal boost for Nelson.
  • Michigan: Senator Debbie Stabenow is running strong against Republican challenger Rep. Pete Hoekstra in current polling. Barring a major upswing for Hoekstra, Democrats will likely hold this seat – although Hoekstra may be able to ride Mitt Romney’s coattails, since Romney is running very strong in Michigan at present.
  • Ohio: Ohio’s one of the toughest races to call. Sen. Sherrod Brown (D) is running against Secretary of State and Republican up-and-comer Josh Mandel, and the polls have been vacillating wildly. Mandel was closing the gap in May polling, but dropped behind again in June, perhaps as a result of President Obama’s frequent campaign stops in the state. Nonetheless, Ohio doesn’t love Obamacare

The prediction: Republicans will pick up at least five seats from the Democrats. And with increased conservative excitement and turnout thanks to the fact that the Senate is the crucial battleground for Obamacare repeal, the numbers may be better than that.


So, if Republicans can hold two of their four vulnerable seats and take five from the Democrats, they’ll have 50 votes – and the prospective Romney vice president will be the tiebreaker. That will be a difficult task. Repeal of Obamacare will come down to the wire – and in these states, every call, every canvassing, every vote will count.


It’s up to these swing state Americans to decide whether we all move further down the path toward nationalization of health care. The opportunity is at hand to repeal Obamacare. It’s an opportunity we can’t afford to blow.



 


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