Principios conservadores: Los republicanos capitulan
El vocero de la Cámara de Representantes John Boehner (R-OH) y los líderes republicanos lo han vuelto a hacer. Su más reciente propuesta acerca del abismo fiscal claudica en lo que respecta a los principios conservadores fundamentales, a la vez que cede de forma lamentable y hace unas concesiones totalmente inadecuadas al presidente Obama. ¿Aprenderán alguna vez?
La última oferta del Partido Republicano básicamente ignora el verdadero problema de Washington (el gasto) y pone sobre la mesa una subida de impuestos de $1 billón. Esta propuesta es tan negativa que ahora a los conservadores sólo les queda una desafortunada alternativa: aprobar una medida temporal que evite un escenario apocalíptico hasta finales de marzo. Es el mejor resultado posible con los pocos días que quedan para que acabe 2012.
En una ciudad en la que darle largas a cualquier asunto se ha convertido en un procedimiento rutinario, es difícil que se trate del resultado preferible para los legisladores. Pero sería mejor que simplemente pasar por el abismo fiscal y mejor que la actual subida de impuestos de $1 billón ofrecida por Boehner, la cual, de forma poco sorprendente, fue rechazada sin contemplaciones por Obama, que precedió a hacer una contraoferta con una subida de impuestos aún mayor y con aún menos reducciones del gasto. Llegados a este punto, ningún “gran acuerdo” va a dar como resultado la reducción del gasto que se necesita para lograr reducir el déficit.
Ayer, la analista de la Fundación Heritage Alison Acosta Fraser esbozó algunas de las razones por las que la última propuesta de Boehner supone una normativa claramente negativa:
· Unos tipos impositivos
más altos desmotivan todas las actividades que conducen a tener una
economía más fuerte. Eso es algo que incluso Obama reconoció cuando hace
dos años firmó la legislación que impedía una subida de impuestos
similar.
· Compensar cada dólar
de las subidas de impuestos con cada dólar de las reducciones del gasto
(el plan de Boehner) no arreglará lo que no funciona. El Partido
Republicano debería poner su atención en la reducción del gasto, no en
una subida de impuestos de $1 billón.
· Después de dos años
controlando la Cámara, todavía no hay un plan claro de reducción del
gasto por parte de los republicanos. A estas alturas apenas han
proporcionado unos cuantos principios o detalles a seguir reales sobre
la reforma del gasto. Es la pregunta de los $800,000 millones.
· Renunciar durante un
año al control sobre el límite de la deuda en favor de Obama eliminaría
uno de los pocos puntos de influencia de los conservadores. Y eso
garantiza que no habrá ninguna reforma significativa en 2013.
De modo que ¿por qué el 31 de marzo? El analista de la Fundación Heritage J.D. Foster, investigador de Economía de Políticas Fiscales adscrito a la donación Norman B. Ture, comentó que esperar hasta esa fecha les dará a los conservadores una oportunidad de “sobrevivir para luchar otro día”, disponiendo entonces de una mayor influencia en la mesa de negociación.
Aquí tiene la forma en la que se llevaría a cabo este plan temporal, según Foster:
· La medida pospondría
el temido abismo fiscal hasta el año que viene, ampliando la vigencia de
todos los tipos impositivos y de toda la política de gasto sin las
reducciones presupuestarias de los embargos de fondos.
· La ley que financia el
gobierno federal expira el 31 de marzo, lo que significa que para esa
fecha el Congreso debe actuar con el fin de impedir un parón en el
funcionamiento del gobierno.
· El límite de la deuda
subiría, pero sólo lo suficiente para permitir que el gobierno continúe
operando hasta justo después del 31 de marzo. El Congreso mantendría así
el control sobre el límite de la deuda.
· Unos 28 millones de
contribuyentes evitarían tener que pagar el Impuesto Mínimo Alternativo
(AMT). Un parche para 2012 les ahorraría un promedio de $2,250 a esos
contribuyentes.
· Los médicos no tendrían que afrontar en enero unas profundas reducciones en sus pagos procedentes de Medicare.
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